La Agenda 2030, el coronavirus y el nuevo orden mundial
Rubén
Alexis Hernández
El
nuevo orden mundial o corporocracia en vías de consolidación, tiene como una de
las herramientas más importantes para lograr su objetivo final, a la llamada Agenda 2030 de la ONU para el desarrollo
sostenible. Hoja de ruta proyectada por las élites globales en el 2015, que
definen al desarrollo sostenible como:
“(…)
el desarrollo capaz de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer
la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias
necesidades.
El
desarrollo sostenible exige esfuerzos concentrados en construir un futuro
inclusivo, sostenible y resiliente para las personas y el planeta.
Para
alcanzar el desarrollo sostenible, es fundamental armonizar tres elementos
básicos: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del
medio ambiente. Estos elementos están interrelacionados y son todos esenciales
para el bienestar de las personas y las sociedades” https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/
Para
alcanzar el fulano desarrollo sostenible, la Agenda comprende 17 objetivos, a
ser cumplidos plenamente en toda la Tierra a más tardar en el 2030:
“17
Objetivos para las personas y para el planeta
Los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un llamamiento universal a
la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas
y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En 2015, todos los Estados
Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establece un plan para
alcanzar los Objetivos en 15 años.
Actualmente,
se está progresando en muchos lugares, pero, en general, las medidas
encaminadas a lograr los Objetivos todavía no avanzan a la velocidad ni en la
escala necesarias. El año 2020 debe marcar el inicio de una década de acción
ambiciosa a fin de alcanzar los Objetivos para 2030.
Década
de acción
Dado
que quedan menos de diez años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible, en la Cumbre sobre los ODS celebrada en septiembre de 2019, los
líderes mundiales solicitaron un decenio de acción y resultados en favor del
desarrollo sostenible, y prometieron movilizar la financiación, mejorar la
aplicación a nivel nacional y reforzar las instituciones para lograr los
Objetivos en la fecha prevista, el año 2030, sin dejar a nadie atrás.
El
Secretario General de las Naciones Unidas hizo un llamamiento para que todos
los sectores de la sociedad se movilicen en favor de una década de acción en
tres niveles: acción a nivel mundial para garantizar un mayor liderazgo, más
recursos y soluciones más inteligentes con respecto a los Objetivos de
Desarrollo Sostenible; acción a nivel local que incluya las transiciones
necesarias en las políticas, los presupuestos, las instituciones y los marcos
reguladores de los gobiernos, las ciudades y las autoridades locales; y acción
por parte de las personas, incluidos la juventud, la sociedad civil, los medios
de comunicación, el sector privado, los sindicatos, los círculos académicos y
otras partes interesadas, para generar un movimiento imparable que impulse las
transformaciones necesarias (…).
En
la década 2020-2030 es fundamental la necesidad de actuar para hacer frente a
la creciente pobreza, empoderar a las mujeres y las niñas y afrontar la
emergencia climática” (Idem).
A
primera vista, la Agenda 2030 pudiera
parecer un proyecto que de veras busca el bienestar y la felicidad de la
humanidad entera, intentando establecer una especie de mundo
paradisíaco-perfecto. Pero evidentemente no es así; de entrada, objetivos como
el de la pobreza y el hambre cero (1 y 2), y el pleno empleo de calidad para todos (8), no
son más que mentiras cortesía de los perversos delincuentes que gobiernan el
planeta. Salvo en los casos de antiguas culturas que practicaron el comunismo
primitivo, y de algunas comunidades autosuficientes de la actualidad, siempre
hubo pobreza, miseria, hambre, desempleo, pago de salarios o estipendios
insuficiente para la mayoría y pare de contar. Panorama que empeoró en los
últimos siglos con el surgimiento y consolidación del capitalismo, y su
evolución a un liberalismo y un neoliberalismo global, que intenta consolidarse
hoy día con el nuevo orden mundial corporocrático-totalitario en formación.
De
hecho, el nuevo orden mundial ha logrado aumentar las desigualdades
socioeconómicas en todo el mundo, lo que se evidencia, por ejemplo, en las
elevadas tasas de pobreza, miseria y desempleo, en especial a partir de la creciente digitalización-robotización y de la declaración
de la pandemia por COVID-19. Entonces, cabe preguntarse, ¿cómo es que la ONU
pretende erradicar la pobreza y la miseria del planeta, y garantizar empleo
pleno y de calidad para todos? Una respuesta lógica a esta interrogante, desde
el punto de vista egoísta-criminal de las élites, podría ser no la eliminación
de la pobreza, de la miseria y del desempleo como problemas socioeconómicos,
sino de una amplia porción de los que viven en situación de pobreza, miseria y desempleo, que al fin
y al cabo representan un estorbo para los ricos y son inútiles en lo laboral (en el caso de los desempleados) y
poco valiosos como consumidores. Y ciertamente hay planes elitescos claros de
control demográfico, justificados en parte por la supuesta sobrepoblación de
algunos rincones del orbe, que se relacionaría aparentemente con el aumento de la pobreza
y de la miseria, e impactaría negativamente en el medio ambiente. A los poderosos jamás ha interesado el bienestar socioeconómico
de los de abajo, y ahora no será la excepción, por más que la Agenda 2030 parezca
el pasaporte al paraíso.
Ya
que se mencionó en el párrafo anterior a la pandemia por COVID-19, considérese
que no es casual que haya sido declarada por la OMS justamente en el 2020,
debido a que ese año debía “marcar el inicio de una década de acción
ambiciosa a fin de alcanzar los Objetivos para 2030” (Idem). Afirmación de los voceros de la ONU
precisamente antes de ser declarada la pandemia, razón por la que la Agenda 2030 tuvo mucho que ver con el
origen de la pandemia y consecuente desarrollo de la misma. Y no podía ser de
otra manera, pues esta emergencia sanitaria sin duda ha representado un punto
de inflexión en la historia de la humanidad, contribuyendo a acelerar los
cambios necesarios para que la Agenda 2030 alcance sus objetivos en lo relativo
al supuesto desarrollo sostenible, en especial el fortalecimiento de la
interdependencia planetaria (orden supranacional) y de la sociedad digital-cibernética,
procesos claves para que el nuevo orden mundial pueda consolidarse.
Se
evidencia que para el nuevo orden mundial criminal, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible ha sido una herramienta
muy importante de cara a su consolidación y aparente triunfo definitivo a
comienzos de la próxima década. Por ahora, con la emergencia sanitaria en curso
y sus consecuencias en aspectos variopintos, el éxito para los globalistas ha
sido elevado, y en lo sucesivo éstos proyectarán lo que sea necesario para cumplir los 17
objetivos de la Agenda, aunque para ello tengan que continuar sometiendo a gran
parte de la humanidad a una resiliencia innecesaria y a numerosas medidas
absurdas, draconianas, restrictivas, discriminatorias y coercitivas que generarán
siempre un impacto terrible en todos los ámbitos de la vida pública y privada.
No debe sorprender si en los años por venir, surgen otras pandemias y otras
amenazas reales y ficticias para la humanidad (“invasiones” extraterrestres, “ataques”
de zombies y mutantes, cercanía a la Tierra de meteoritos y otros cuerpos
espaciales, desastres naturales, grandes apagones, emergencias climáticas,
entre otras) como excusas para que el nuevo orden mundial, por medio de
instrumentos como la Agenda 2030,
siga en su avance a la imposición definitiva. Inclúyase en este contexto a los
conflictos militares, en especial la que podría denominarse tercera guerra
mundial, como una oportunidad de oro para que las élites y los Gobiernos borren
del mapa a una numerosa población de la Tierra, prosigan con la violación
sistemática de derechos y libertades y la imposición de medidas inhumanas y
criminales, y en el proceso generen importantes ingresos.
De
manera que en el marco del nuevo orden mundial y el cumplimiento progresivo de
la Agenda 2030, la desgracia de casi
todos continuará siendo aprovechada por una minoría, particularmente en lo
económico por medio de supuestas ayudas (financiamiento) para “solventar” las
diversas crisis, estimular el “crecimiento” y “garantizar el bienestar de
todos”. Los delincuentes globalistas que gobiernan el mundo seguirán haciendo
de las suyas en nombre del “bien” común.
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