¡No al nuevo orden mundial¡¡Desobediencia civil global ya ¡
Rubén
Alexis Hernández
Cada
día que pasa son peores las consecuencias planetarias por el manejo perverso de
la pandemia de COVID-19 por las élites. Una profunda recesión; el aumento progresivo del
desempleo y de la pobreza, de la miseria y de la delincuencia común y
organizada; el alza o la baja brutal del costo de materias primas y productos; el
ascenso vertiginoso de los recortes sociales y laborales; la proliferación de
la economía informal y del trabajo precario y flexible (sin estabilidad alguna para
el trabajador); la semidestrucción de los aparatos productivos estatales; la
imposición a pasos acelerados del neoliberalismo global totalitario; el
fortalecimiento de los poderes supranacionales; la espectacular elevación de
las deudas externas; los enormes daños emocionales-mentales experimentados por
decenas de millones de individuos; los terribles efectos adversos de las
supuestas vacunas; la “sutil” eliminación de ciudadanos económicamente
inútiles, léase de tercera edad; la violación
masiva de derechos y libertades; la puesta en práctica de numerosas medidas
restrictivas, discriminatorias y de control social; y la formación avanzada de
una sociedad digital-cibernética en alto grado desigual, vigilante, opresora y excluyente,
son solo algunas de las nefastas consecuencias derivadas de la emergencia
sanitaria.
Sin
duda alguna estamos en presencia de un nuevo orden mundial en vías de consolidación (acelerada por la pandemia), denominado por las élites como Globalización desde hace al menos 3 décadas,
pero que en realidad no es más que una corporocracia o Gobierno de las
corporaciones, de carácter totalitario-delincuencial, por cuanto el aspecto
económico (neoliberalismo) está por encima de todo ámbito en lo individual y lo
social, incumpliendo y violando leyes, derechos y disposiciones administrativas, y sumiendo
a pueblos enteros en más pobreza, miseria y desesperanza. Nada por encima de
los intereses de las grandes empresas, ni aún en tiempos de catástrofes o
emergencias. De manera que el nuevo orden mundial aún en formación, liderado
por un puñado de corporaciones y potencias, ha generado un altísimo nivel de
desempleo, pobreza, miseria, desigualdad, exclusión, represión, vigilancia y control
social y demográfico. Y de consolidarse este orden criminal global, lo que se
viene para la humanidad será de lejos la etapa más oscura de su historia.
Considerando
entonces la gravedad de la situación actual en el mundo entero, y el enorme
peligro que se avecina para gran parte de la población, es urgente que los
ciudadanos comunes reaccionen enérgica y decididamente contra el orden criminal
en ciernes, fortalecido por la emergencia sanitaria. Es necesaria la desobediencia civil global en todas las formas
posibles: protestas callejeras contundentes, boicots a la gran banca y a las
empresas transnacionales, evasión tributaria, vivir al margen de la sociedad en
comunidades autosuficientes, entre otras.
Pero es ahora mismo que se debe dar esta desobediencia, teniendo en
cuenta que los forjadores del nuevo orden mundial están dando pasos acelerados
para consolidar su corporocracia delincuencial. Por fortuna, ya han venido
ocurriendo rebeliones contra el manejo perverso de la pandemia y otros
proyectos elitescos en distintos países; solo falta que aumenten en número, alcance
geográfico, participación popular, intensidad, y que se diversifiquen y tengan el
propósito claro de luchar frontalmente contra el nuevo orden mundial e impedir
que se concrete.
Excelente articulo. Mejor explicado imposible.
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