Las supuestas vacunas contra la infección por el nuevo coronavirus y sus consecuencias para la salud

 

Rubén Alexis Hernández

 

Cada día que pasa es más evidente que la “vacunación” global forzada “anti” COVID-19, no solo es ineficaz contra la enfermedad por no inmunizar (objetivo de una vacunación auténtica), sino que genera efectos adversos graves para la salud de muchos inoculados, e incluso la muerte. Entonces cabe preguntarse, ¿qué c….o es lo que realmente están inyectando en los organismos?, ¿qué experimentación perversa con los conejillos de Indias humanos están llevando a cabo?, ¿cómo es que la sustancia en cuestión se aplica igualmente a personas inmunodeprimidas, en su mayoría ancianos, aún a sabiendas que cualquier vacuna es riesgosa para esos individuos? Sea lo que sea el producto inyectado, no es nada bueno, a pesar de la campaña gubernamental-sanitaria-mediática permanente asegurando que es necesaria la “vacunación” masiva. Y claro que es necesaria, pero en favor de los intereses económicos, geopolíticos y demográficos de las élites, por ejemplo.

 

A continuación, algunas opiniones que evidencian las graves consecuencias que derivan de la “vacunación” global forzada “contra” la enfermedad por el coronavirus. Y no precisamente de conspiranoicos o algo por el estilo:

 

1.- “Comentario: vacunas contra la COVID-19: Trombocitopenia trombótica inmunitaria inducida por la vacuna

COMENTARIO05/58/21 Matthew E. Levison, MD, Drexel University College of Medicine, Drexel University

A principios de marzo de 2021 comenzaron a aparecer en Europa informes acerca de que varios pacientes que habían recibido la vacuna contra la COVID-19 de Oxford-AztraZeneca (AZ) desarrollaron coágulos de sangre (trombos) que, en algunos pacientes, se desprendieron y viajaron a los pulmones (émbolos pulmonares). Dado que el número de informes de eventos tromboembólicos en personas que recibieron esta vacuna contra la COVID-19 siguió creciendo en Europa y el Reino Unido, muchos países suspendieron el uso de la vacuna de AZ. Inicialmente, se sospechó que un lote en particular (ABV5300) de la vacuna de AZ, que se había distribuido ampliamente en Europa, era defectuoso, pero AstraZeneca negó que hubiera evidencia de aumento del riesgo de embolia pulmonar o trombosis venosa profunda en algún grupo de edad, sexo o lote definido, o en algún país en particular.

 

Luego, a mediados de marzo, el cuadro clínico de las personas afectadas que recibieron la vacuna de AZ se hizo más claro. Muchos de los pacientes habían desarrollado trombocitopenia de moderada a grave además de coágulos de sangre en lugares inusuales y críticos, especialmente coágulos que bloquean las venas que drenan la sangre del cerebro (denominada trombosis del seno venoso cerebral o TSVC). En algunos pacientes, la TSVC se asoció a hemorragia cerebral y coágulos de sangre en las venas esplácnicas (es decir, las venas porta, esplénica, gástrica, mesentérica y suprahepática) que drenan la sangre de los órganos abdominales. La mayoría de los pacientes afectados eran mujeres previamente sanas de entre 20 y 50 años de edad. Los síntomas incluyeron dolor de cabeza intenso, dolor abdominal, náuseas y vómitos, cambios en la visión, falta de aire y/o dolor e hinchazón en las piernas que se desarrolló entre 4 y 20 días después de la vacunación contra la COVID-19. En ese momento, varios países decidieron reservar la vacuna de AZ para grupos de mayor edad en los que no se observó un aumento de la tasa de trastornos tromboembólicos.

 

El 20 de abril de 2021, el comité de seguridad de la EMA concluyó (…) que se debe incluir una advertencia sobre coágulos de sangre y plaquetas sanguíneas bajas como efectos secundarios muy infrecuentes de la vacuna. Antes se había llegado a una conclusión similar de la EMA sobre la vacuna de AZ. Los CDC y la FDA llegaron a conclusiones similares sobre la vacuna de J & J”.

https://www.msdmanuals.com/es-ve/professional/news/editorial/2021/04/28/14/31/covid-19-vaccines-vaccine-induced-immune-thrombotic-thrombocytopenia

 

 

2.- “La infección en vacunados ocurre cuando una persona totalmente vacunada se infecta por el virus que causa el COVID-19. Las personas vacunadas que se infectan por el virus que causa el COVID-19 pueden propagarlo a otras personas.

Aun si está totalmente vacunado, si vive en un área con transmisión sustancial o alta de COVID-19, tanto usted como su familia y comunidad estarán más protegidos si usan una mascarilla en lugares públicos cerrados.

Quienes están inmunodeprimidos no siempre alcanzan niveles adecuados de protección luego de una serie inicial de 2 dosis de la vacuna de ARNm contra el COVID-19. Deben seguir tomando todas las precauciones recomendadas para las personas no vacunadas hasta que su profesional de atención médica les indique lo contrario. Además, los CDC recomiendan que las personas con el sistema inmunitario deprimido de moderado a grave reciban una dosis principal adicional de la vacuna.

Lo que sabemos acerca de las infecciones en vacunados

Está previsto que se produzcan infecciones en vacunados. Las vacunas contra el COVID-19 son efectivas para prevenir la mayoría de las infecciones. No obstante, al igual que otras vacunas, no son 100 % efectivas”.

https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/effectiveness/why-measure-effectiveness/breakthrough-cases.html

 

 

3.- “Melissa Morelli, maestra que trabaja con niños con necesidades especiales, se despertó el 19 de julio con congestión en la nariz, dolor de cabeza y tos. ‘No me preocupé porque los resfriados leves siempre hacen las rondas [en la escuela]’, dice Morelli, quien recibió la vacuna de Pfizer en enero y febrero. ‘Tomé un poco de Tylenol y continué con mi semana.  Nunca pensé en la COVID’.

 

No fue hasta seis días después, cuando fue a la sala de emergencias por un problema no relacionado —no había tomado suficiente agua a pesar del tiempo caluroso, se deshidrató y se desmayó— que se enteró de que tenía COVID-19. ‘En retrospectiva, desearía haber pensado más en ello y haberme hecho la prueba después de tener algunos síntomas de resfriado’, dice.

 

A medida que la contagiosa variante delta continúa circulando, más personas en Estados Unidos vacunadas están sufriendo las llamadas infecciones posvacunación —definidas como las que ocurren dos semanas o más después de completar el régimen de vacunación, ya sea la versión de una o dos dosis—. Nadie sabe exactamente con qué frecuencia esto está sucediendo, porque muchos casos posvacunación son completamente asintomáticos y porque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han dejado de rastrearlos a menos que lleven a la hospitalización o a la muerte.

 

En términos generales, las personas vacunadas que contraen COVID-19 y padecen síntomas son propensas a los mismos que una persona no vacunada podría experimentar. Estos incluyen fiebre, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolores corporales, dolor de cabeza, dolor de garganta, congestión, náuseas, vómitos y diarrea. La pérdida del gusto o el olfato a veces puede servir como pista reveladora, aunque no les sucede a todas”.

https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2021/sintomas-infeccion-por-covid-persona-vacunada.html

 

 

4.- “Dos inmunólogas españolas, Carmen Álvarez, de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y África González, de la Universidad de Vigo, aclaran a Efe algunas dudas que pueden surgir sobre la efectividad de las vacunas contra el coronavirus.

 

1.- ¿A qué nos referimos cuando hablamos de la efectividad de las vacunas?

 

Las vacunas se diseñaron -recuerda Álvarez- para prevenir la enfermedad grave y la muerte y, cuando se tiene la pauta completa, están siendo efectivas en el porcentaje que se dijo, que depende de cada vacuna (las de Pfizer, Moderna o Astrazeneca superior al 90 % de eficacia) porque ‘nunca nada es cien por cien’.

 

2. – ¿Entonces, en algunos países con altas tasas de vacunación, por ejemplo Israel, por qué aumentan las hospitalizaciones?

 

Hay varios factores, ‘pero el más importante seguramente, ha sido la aparición de la variante delta, mucho más contagiosa, que ha hecho que personas ya vacunadas volvieran a infectarse’, indica González (…) además -agrega-, se produce una disminución de la protección pasado un tiempo, sobre todo en personas mayores”.

https://www.efesalud.com/efectividad-vacunas-covid-transmision-enfermedad

 

Queda claro, entonces, que lo que están inoculando forzadamente a los ciudadanos, supuestamente anticovid, es cualquier cosa menos una vacuna como tal, sin importar la marca. Por lo tanto, tenemos el derecho de decidir que no nos “vacunen”, y evitar así que nuestro organismo sufra diversas consecuencias negativas a corto y/o mediano plazo. Derecho que ha venido siendo violado por los Gobiernos, que por medio de una gigantesca manipulación-chantaje y de la puesta en práctica de ciertas medidas y acciones represivas, discriminatorias y restrictivas en numerosos ámbitos (laboral, sanitario, educativo, movilidad, acceso a distintos lugares, entre otros), han logrado que numerosos individuos hayan sido “vacunados” de manera involuntaria.

 

El derecho a disfrutar de una buena salud es quizá el derecho humano más importante, y las élites y los Gobiernos lo están violando de forma abierta y descarada con la “vacunación” forzada “anticovid”, irónicamente en nombre de proteger a la humanidad:

 

“La salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Todo ser humano tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente”.

https://www.ohchr.org/SP/Issues/ESCR/Pages/Health.aspx

 

“Libertades, que requieren que las personas deben ser libres de no someterse a tratamientos médicos no consentidos, como experimentos médicos o la esterilización forzada”.

https://www.ohchr.org/SP/Issues/ESCR/Pages/KeyAspects.aspx

 

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