La infección por el coronavirus ha sido sobredimensionada
Rubén
Alexis Hernández
Sin
duda alguna la infección por el nuevo coronavirus o COVID-19, ha sido
sobredimensionada de forma intencional-perversa con el objetivo de lograr un
enorme impacto negativo en todos los ámbitos a escala mundial, y acelerar la
construcción de un nuevo orden, favorable obviamente a la minoría poderosa que
la proyectó como pandemia. Y no se trata de paranoia la afirmación anterior,
sino de una situación demostrable. En este sentido considérense los siguientes
comentarios:
1.-
Al declarar la pandemia, el director de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus,
admitió que lo hizo bajo presión de sectores poderosos, que necesitaban una
excusa de peso ante la opinión pública y la comunidad internacional para llevar
a cabo sus nefastos planes mundiales en el corto y mediano plazo. Y no es para
nada casual que Tedros se haya reunido, por ejemplo, con representantes del Banco
Mundial y del Fondo Monetario Internacional:
“El
director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom
Ghebreyesus, ha denunciado que el aumento de casos de coronavirus (Covid-19)
fuera de China ha llevado a algunos medios y políticos a ‘presionar’ para que
se declare una pandemia, sin embargo su uso sin un ‘análisis cuidadoso’ puede
aumentar el ‘miedo innecesario’.
‘No
deberíamos estar demasiado ansiosos por declarar una pandemia sin un análisis
cuidadoso y claro de los hechos. El uso descuidado de la palabra pandemia no
tiene ningún beneficio tangible, pero tiene un riesgo significativo en términos
de amplificar el miedo y el estigma innecesarios e injustificados, y los
sistemas paralizantes’ (…)
‘No
solo estamos luchando para contener un virus y salvar vidas. También estamos en
una lucha para contener el daño social y económico que podría causar una
pandemia global’, para ello se está trabajando con el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) para estimar el impacto económico potencial de la
epidemia y desarrollar una estrategia y opciones de política para la mitigación”
https://rubenhernandezinternacional.blogspot.com/2020/02/la-oms-lamenta-la-presion-politica-para_29.html
2.- Desde que fue declarada la pandemia por la
OMS en marzo de 2020, hasta marzo de 2021, ni el 2% de la población del orbe había
sido infectada (apenas unos 128 millones de infectados). Sin embargo hay que
tener en cuenta los numerosos falsos positivos de las diferentes pruebas de
detección y aquellos casos en los que un individuo ha padecido más de una vez
la enfermedad; de manera que el porcentaje de infectados pudo haber sido mucho
menor, lo que evidencia una morbilidad anual muy baja de COVID-19, en
comparación con la de otras patologías, como las enfermedades cerebro y cardio-vasculares,
las afecciones respiratorias, las parasitosis y las virosis.
3.-
De los supuestos 128 millones de infectados hasta marzo de 2021, sólo habían
fallecido unos 2.800.000 ciudadanos, lo que representa una tasa de mortalidad
de algo más de 2%, poco significante en comparación con la de pandemias del
pasado (como la de peste negra en el siglo XV, las de viruela y la de gripe
española en la segunda década del siglo XX) y con la de numerosas enfermedades
que siguen azotando a la humanidad, pero a las que se ha restado importancia a
pesar de que su peligrosidad se ha elevado de forma dramática por el aumento alarmante
de la pobreza y la miseria, y por el estado deplorable de la sanidad pública. Demasiada
relevancia mediática y atención global para una patología como la infección por el coronavirus, que
es de riesgo solamente para los mayores de 60 años y para adultos, jóvenes y
niños inmunodeprimidos o con enfermedades crónicas (salvo excepciones); es
decir, se trata de una enfermedad oportunista, que generalmente no mata por sí
sola, sino gracias al daño ocasionado por otras afecciones.
4.-Todo
lo que se ha generado en diversos aspectos en el mundo entero tras ser declarada
la pandemia, no hubiera ocurrido sin un escenario real o sobredimensionado de
emergencia o catástrofe global, tal cual como lo ha sido la crisis por COVID-19.
Considérese que para aplicar medidas draconianas y avanzar en la consolidación
de un nuevo orden en el planeta, de carácter corporativo-totalitario, y por tanto con
gran impacto en lo económico y lo social, los Gobiernos y la élite económica
necesitaban de un evento que justificara su retorcido proceder, de escala
internacional y que representara en teoría un enorme peligro para la humanidad.
El nuevo coronavirus se terminaría convirtiendo en algo así como el enemigo de turno (teoría del enemigo necesario) para el Statu Quo, y por tanto había que
combatirlo a como diera lugar.
Entonces
a grandes males grandes soluciones, y en consecuencia los poderosos, a partir
de las “recomendaciones” de la OMS al declarar la emergencia sanitaria, del
desarrollo de una gigantesca campaña informativa-mediática sin precedentes para
ninguna epidemia o pandemia, y de su idea de “solidaridad global”, han tenido
vía libre para:
-Crear
e intentar consolidar una nueva "normalidad”.
-Ejercer
un mayor control social.
-Experimentar
con la humanidad desde el punto de vista social-sanitario.
-
Desmovilizar
en buena medida a los pueblos y reducir la interacción.
-
Manipular
y atemorizar fuertemente a buena parte de la población de la Tierra.
-Violar
masivamente los derechos humanos.
-Impulsar
aún más al neoliberalismo.
-
Hacer
recortes sociales y laborales a granel.
-
Crear
un mundo más desigual y excluyente, con mayor pobreza y miseria.
-
Destruir
los aparatos productivos estatales y fortalecer el orden supranacional.
-
Agilizar
la formación de la sociedad digital-cibernética.
5.-La
proliferación de “vacunas” en tiempo récord contra COVID-19 y el fabuloso
negocio originado a partir de ello, evidencia que la alta industria
farmacéutica es uno de los sectores involucrados hasta la médula en el origen y
desarrollo de la pandemia, y responsable en parte de que se haya
sobredimensionado a la infección por el coronavirus. Muy posiblemente los propietarios
de ciertos laboratorios aportaron su grano de arena a la presión que desde
arriba empujó a la OMS a declarar la pandemia, escenario más que favorable para
experimentar y obtener enormes ganancias en nombre del bienestar de la
humanidad. Irónicamente las supuestas vacunas, de la compañía farmacéutica que
sea, no han sido seguras en un elevado porcentaje (cercano al 100%),
ocasionando graves reacciones adversas y hasta la muerte a numerosos
individuos.
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