El nuevo orden mundial y el liderazgo de China
Rubén
Alexis Hernández
La
pandemia por COVID-19 y sus terribles consecuencias en diversos ámbitos, han
acelerado la construcción de un nuevo orden mundial corporocrático-totalitario,
caracterizado por el progresivo dominio del neoliberalismo a escala planetaria
(“globalización”), por encima de las realidades nacionales, regionales y
locales y de su institucionalidad, y por tanto de carácter supranacional y
antidemocrático, que se identifica claramente con la creciente privatización de
casi todo en la vida y hasta en la muerte. En este marco cabe señalar que China
ha sido prácticamente la única nación que no se ha visto afectada por la crisis
sanitaria global, e incluso se ha consolidado aún más como una superpotencia
económica, quizá por encima de Estados Unidos en cuanto a la economía real
(productiva):
“Son
pocos los países que, hasta el momento, saben a ciencia cierta cómo se comportó
su economía en 2020. Lo que sí es casi seguro es que China será una de las
pocas economías globales en registrar expansión económica en 2020 y,
especialmente, la única de las potencias en conseguirlo.
El
país asiático registró un crecimiento del 2,3% en su economía el año pasado,
según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), que a su vez informó que es la
evolución más baja desde 1976.
Sin
embargo, la misma entidad reconoce que es ‘mejor de lo esperado’, y también lo
es para los analistas e instituciones internacionales, que pronosticaban un
avance cercano al 2%.
La
segunda economía más grande del mundo ha sorprendido a muchos analistas con la
velocidad de su recuperación del coronavirus, especialmente porque también ha
tenido que navegar por tensas relaciones con Estados Unidos.
Pero,
¿qué tiene China que no tienen las demás potencias?
Un
proveedor clave de un mundo sumido en crisis
Que
la economía china haya sido capaz de resistir los efectos adversos en la
pandemia se debe, según las autoridades, al control de la propagación del
virus, así como a la demanda internacional de productos y a las políticas de
estímulo para la población.
Las
estrictas restricciones en Beijing le permitieron contener en gran medida el
brote de Covid-19 mucho más rápido que la mayoría de los países, mientras que
el aumento de producción industrial para suministrar bienes a muchos países
paralizados por la pandemia, también ayudó al impulso.
La
potencia económica de Asia se ha visto impulsada por un sector de exportación
sorprendentemente resistente. Muestra de ello es que, en diciembre, las ventas
externas chinas crecieron más de lo esperado (…)
‘En
los últimos 20 años, nuestro PIB se ha multiplicado por diez, y esperamos que
suponga el 17% del total mundial en 2020 por segundo año consecutivo’, explicó
el director de la ONE, Ning Jizhe, en una conferencia de prensa celebrada este
lunes 18 de enero en Beijing” https://www.france24.com/es/programas/econom%C3%ADa/20210119-por-qu%C3%A9-china-fue-la-%C3%BAnica-gran-potencia-con-crecimiento-econ%C3%B3mico-en-2020
De
manera que el nuevo orden mundial económico-tiránico, de llegar a consolidarse,
tendrá como evidente protagonista a China, país al que erróneamente hay quienes
han calificado como comunista, siendo todo lo contrario. El gigante asiático
compite de tú a tú con Estados Unidos por el liderazgo global, y en breve
podría llegar a ser la única superpotencia en el mundo, superando a la nación
norteamericana en todos los ámbitos, incluso en el militar, lo que supondría el
desplazamiento definitivo a un segundo plano del hasta hoy imperio
estadounidense. En este sentido, destáquese que en la actualidad ya es
indudable la influencia de China en el planeta entero, y en el orden económico
son numerosas sus inversiones en todos los rincones del orbe, y operan con
éxito diversos proyectos como la llamada ruta de la seda, con los que
lógicamente ha salido como principal beneficiada la élite china, capitalista
hasta los tuétanos.
En
América Latina, por ejemplo, crece día a día la participación de China en
distintos aspectos, si bien la pandemia parece haber reducido de momento esta
participación debido a la misma crisis económica mundial. Y será aún mayor
teniendo en cuenta las ventajas que ofrece la región al respecto, y la
necesidad capitalista china de ir estableciendo su hegemonía en todos los
continentes:
“La
creciente influencia de China en América Latina
China
estaría estrechando aún más sus vínculos comerciales con América Latina y el
Caribe, lo que amenazaría el dominio histórico que ha tenido Estados Unidos
sobre la región.
‘Hay
tres pilares de la creciente actividad china en la región. El comercio y las
inversiones en sectores estratégicos son dos, que ya se vienen dando desde hace
algunos años. El tercero y el más reciente corresponde a los acuerdos de
investigación y desarrollo, principalmente en el área farmacéutica, que han
estado ganando terreno con la pandemia’, dijo a BNamericas Welber Barral, socio
fundador de BMJ Consultores Associados y exsecretario de Comercio Exterior de
Brasil.
Después
de una gran expansión en las últimas décadas, la participación china en el
comercio de América Latina y el Caribe seguirá aumentando y, de aquí a 2035,
alcanzará entre 15% y 24% del total regional, según estima un informe de
Atlantic Council, centro de estudios con sede en Washington.
‘Si
bien una participación cercana a un cuarto del comercio regional podría no
parecer particularmente alta, el hecho de que China representara menos del 2%
del comercio en América Latina y el Caribe en el año 2000 pone en perspectiva
la proyección para 2035’, señalan los autores.
El
estudio analiza diferentes escenarios y, en el primero y más conservador, se
calcula que el comercio entre China y América Latina y el Caribe sobrepasará
los US$700.000 millones para 2035, más del doble que las cifras de 2020.
Como
grandes exportadores de commodities, Brasil, Chile y Perú son los países
latinoamericanos que más comercian con el gigante asiático actualmente, señala
el exministro de Hacienda chileno Felipe Larraín, quien participó de la
teleconferencia en la que se presentó el estudio” https://www.bnamericas.com/es/reportajes/la-creciente-influencia-de-china-en-america-latina
Tras
lo señalado en la cita y párrafo precedente, se evidencia que Estados Unidos va
perdiendo su hegemonía en América Latina, y entonces se ha visto obligado a
buscar la forma de intentar revertir esta situación, amenazando, chantajeando y
sancionando por un lado a los aliados de China como Venezuela, y por otra parte
impulsando una especie de asociación multinacional para enfrentar en América
Latina y el resto de la Tierra a lo que sus últimos Gobiernos han calificado como
amenaza china, que podría hasta desembocar en una guerra mundial total (¿la
III?) entre los norteamericanos y sus “amigos”, y China, Rusia y sus socios.
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