El exitoso experimento social-sanitario de la pandemia por COVID-19
Rubén
Alexis Hernández
Sin
duda alguna la pandemia por COVID-19 ha sido un exitoso experimento
social-sanitario en el mundo entero: bien planificado y ejecutado con el
objetivo de lograr un tremendo impacto en diversos ámbitos de la vida de la
humanidad, considerada prácticamente como conejillo de Indias. Las élites,
autoras intelectuales de esta aberración sanitaria, lograron nada más y nada
menos que confinar a miles de millones de personas, ejecutar otras medidas draconianas
y semiparalizar la economía global en nombre de la guerra contra el enemigo de
turno llamado coronavirus, acciones que hasta el día de hoy han sido altamente
favorables para:
1.-
Desarticular en buena medida el tejido y la interrelación social.
2.-
Violar derechos humanos a más no poder, y en el proceso golpear con fuerza el
espíritu de rebeldía.
3.-
Manipular mentalmente y aterrorizar a la humanidad con la idea de un inminente
gran peligro para el futuro del hombre en el planeta.
4.-
Acelerar el desarrollo del neoliberalismo global, en perjuicio de la
inversión social.
5.-
Seguir fortaleciendo a la banca internacional.
6.-
Formar un mundo totalitario.
7.-Debilitar
aún más la institucionalidad nacional, regional y local.
8.-
Profundizar la construcción de la sociedad digital-cibernética.
9.-
Llevar a cabo numerosos procesos inmorales y delincuenciales, obviamente
contrarios a las necesidades e intereses de los ciudadanos comunes.
En
pocas palabras, se hace referencia aquí a un nuevo orden mundial, planificado
por la minoría dominante desde hace muchos años en búsqueda de la consolidación
del capitalismo global o capitalismo corporativo y de su soporte estructural
correspondiente (proceso mal llamado globalización). Un nuevo orden,
supranacional, tiránico, que se ha visto impulsado de forma espectacular
gracias a un evento de salud que de casual no tuvo nada, y que ha resultado
todo un éxito en cuanto a su desarrollo social-sanitario y su elevado impacto
en los diversos órdenes. En este sentido nótese como desde marzo de 2020
(cuando fue declarada la pandemia por la OMS), en el marco de la desaceleración
de la economía, se ha reducido notablemente la inversión social, han aumentado
las privatizaciones de los servicios básicos y se ha ampliado la brecha entre
un puñado de ricos y la enorme masa de pobres en el globo, por ejemplo.
De
manera que la pandemia por COVID-19 fue declarada como tal en el momento
adecuado, como un factor acelerador de la formación de ese nuevo orden mundial ideado
por las élites, obviamente favorable a éstas; y vaya si el desarrollo de los
acontecimientos a partir de marzo de 2020, ha evidenciado que efectivamente la
enfermedad por el coronavirus ha sido, hasta ahora, un notablemente exitoso
experimento social-sanitario en favor de los intereses de las élites, útil a
partir del miedo infundido a miles de millones de personas (‘conejillos de Indias’)
respecto el enorme peligro que representaría el patógeno para la humanidad, y
gracias a las consecuentes medidas gubernamentales y pro-elitescas ejecutadas
en nombre de la lucha contra el virus en cuestión.
Ahora
bien, ¿los ciudadanos comunes del mundo seguirán haciendo el triste papel de
conejillos de Indias o reaccionarán para acabar con el experimento del
coronavirus y sus terribles consecuencias?, ¿impedirán en el futuro próximo que
las élites pretendan llevar a cabo experimentos sociales de diversas índoles,
favorables a sus más oscuros y perversos intereses?
Comentarios
Publicar un comentario