Origen y trascendencia del servilismo gubernamental colombiano a Estados Unidos

 

Rubén Alexis Hernández

 

Hurgando algunos textos sobre el siglo XIX venezolano y colombiano, hallamos un interesante documento que refleja y explica en parte el servilismo de ayer y de hoy de los gobernantes colombianos a Estados Unidos. Se trata de un decreto emanado en septiembre de 1826 por el vicepresidente colombiano Francisco de Paula Santander, en el que ordenaba que el ejército y la marina de Colombia llevaran luto por la muerte de los expresidentes estadounidenses Thomas Jefferson y John Adams, acaecida el 4 de julio del mismo año. Claro está que no podía esperarse otra cosa de un sujeto bien arrodillado ante los intereses norteamericanos, siendo uno de los primeros dirigentes colombianos en servir a las crecientes apetencias de la élite político-económica del país norteño, situación que en la nación suramericana beneficiaba a una minoría, y obviamente perjudicaba a las masas.

 

Tristemente a Francisco de Paula Santander siguieron numerosos gobernantes tan o más serviles a los intereses estadounidenses y al capitalismo local y global, siempre de espaldas al pueblo colombiano humilde, al que continuamente han subyugado y desarraigado. Y en nuestros días toca el turno al vinculado con el narcotráfico y paramilitarismo Iván Duque, pupilo nada más y nada menos que de Álvaro Uribe. Como no podía ser de otra manera,  el Francisco de Paula Santander de turno, ha estado tan relacionado con el águila imperial en aspectos económicos y militares, que de ser necesario de acuerdo a los intereses y objetivos oscuros de Washington, arrastrará a toda Colombia a una guerra con Venezuela y otras entidades vecinas. Y es que el aceleramiento de la decadencia estadounidense en medio de la pandemia por el coronavirus, además de la creciente influencia de China y de otras potencias en el hasta hace poco patio trasero exclusivo de los norteños, pudieran ser factores desencadenantes de una irracional aventura guerrerista global, con Colombia desempeñando un lamentable papel protagónico.

 

Retomando el decreto mencionado en el primer párrafo, es pertinente advertir que Jefferson y Adams no fueron ningunos ciudadanos ejemplares desde la óptica del pueblo estadounidense oprimido. Además de ser propietarios de esclavos, estos sujetos fueron redactores parciales de la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776), un documento que lejos de ser igualitario, reafirmaba los privilegios que la élite ‘blanca’, a la que obviamente pertenecían Jefferson y Adams, tenía desde el siglo XVII en el este norteamericano. Y tan servil fue la declaración de luto de Francisco de Paula Santander, que se atrevió a llamar insignes maestros y bienhechores del género humano a dichos esclavistas y defensores de los intereses de la élite de su país.

 

A continuación un extracto del decreto titulado “DEL EJECUTIVO PARA QUE EL EJERCITO Y MARINA LLEVEN LUTO POR TRES DIAS EN TESTIMONIO DE LAS CONSIDERACIONES DEBIDAS A LOS ILUSTRES JEFFERSON Y ADAMS”:

 

“Instruido el gobierno de la muerte de Tomas Jefferson, y de John Adams expresidentes de los estados unidos de América, miembros de su primer congreso federal, y firmes y esclarecidos (…) de su declaración de independencia, que fallecieron el día cuatro de julio último, quincuagésimo aniversario de aquella declaración; y

Debiendo Colombia dar pruebas del respeto debido á las virtudes de aquellos dos insignes maestros y bienhechores del género humano, y el aprecio en que tiene los eminentes servicios con que durante su administración exaltaron la gloria y felicidad del primer estado soberano de la América emancipada; y

Confiando en que todos los que aprecian la virtud y heróicos esfuerzos por el bien público manifestarán la pena que debe ser consecuente á tan gran pérdida. DECRETO.

Art. 1. El ejército y marina de Colombia llevarán luto conforme á ordenanza y al decreto de la materia por tres días seguidos, desde el en que se reciba este decreto.

Art. 2. Por el mismo tiempo llevarán un lazo de gaza negra al brazo izquierdo todos los empleados públicos de Colombia”.

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