Desarticulación social y mayor pobreza gracias al coronavirus
Rubén
Alexis Hernández
La
pandemia que azota en la actualidad al mundo entero, además de los efectos
sanitarios negativos, ha generado terribles consecuencias sociales y económicas.
Por un lado ha sido la excusa perfecta para que las élites y los Gobiernos subordinados
a éstas, desarticulen de forma casi perfecta a la sociedad en gran parte del
mundo; mediante la cuarentena colectiva o aislamiento social han logrado un
control casi total, justificado mediáticamente por el aparente grave peligro
que representaría una propagación mayor de la enfermedad por el nuevo coronavirus,
presentada ante la opinión pública como una seria amenaza para el homo sapiens, y como tal debía ser enfrentada con todos los
recursos, herramientas y estrategias disponibles. De forma abierta el Statu Quo
ha confinado obligatoriamente a un alto porcentaje de la humanidad en sus hogares,
para lo que evidentemente hubo de apelar al toque de queda completo o parcial, a
la violación de derechos y libertades y a la suspensión de numerosas garantías constitucionales, tales como el
derecho a manifestar pacíficamente y a no ser detenido arbitrariamente. Incluso
el Gobierno de Filipinas llegó al extremo de ordenar el asesinato de quienes no
cumplan la cuarentena en ese país asiático.
No
quedan dudas que las élites y los Gobiernos están allanando el camino para ir
acostumbrando a los pueblos a un confinamiento global “voluntario”, y así
lograr poco a poco la desmovilización y deshumanización social completa, y
controlar la rebeldía manifestada hasta ahora en contra de las políticas
impopulares cortesía de los Estados burgueses, y en general contra el
capitalismo global y sus nefastas consecuencias. El poder no deja nada al azar,
y situaciones como la crisis sanitaria actual, enfrentada prácticamente como si de una guerra
se tratara, es bien aprovechada para seguir golpeando a los pueblos, e impedir
que se levanten en contra del orden prevaleciente. Gracias a la coacción
estatal y al terror que genera en las masas la posibilidad de que la pandemia
de turno mate a muchísima gente en el orbe, en parte por la ignorancia y por la
manipulación de la información, ha sido relativamente fácil lograr el
aislamiento social, violar derechos y suspender garantías constitucionales. Y
de no haber una reacción popular enérgica a escala global, posiblemente la casi
totalidad de la humanidad va ir quedando reducida a vivir numerosas horas
encerrada en casa, “comunicándose” unos con otros exclusivamente vía electrónica
por correos, mensajes y otras formas on-line (como redes sociales). En este contexto
estaríamos asistiendo al surgimiento de una especie de sociedad
virtual-cibernética dentro de un Nuevo Orden Mundial a los pies de la
corporocracia planetaria, menos humana y más fácilmente controlable. De hecho
en nuestros días es bien sabido que internet es estrictamente vigilada día
tras día por las agencias de inteligencia y de seguridad de las potencias y del
resto de las naciones.
Por
otra parte los efectos económicos de esta crisis sanitaria no son menos
dramáticos que los sociales. Si bien el capitalismo como tal está siendo
perjudicado por la paralización de buena parte de las actividades económicas,
no pasará mucho tiempo antes de su recuperación, considerando, por ejemplo, el
apoyo estatal por medio de los rescates a la gran empresa privada en todo el
planeta. Pero quienes sí están viéndose seriamente afectados por la pandemia
son los medianos y pequeños empresarios y millones de empleados del sector público
y del sector privado. Estimaciones iniciales, quizá conservadoras, consideran que habrá al
final de la crisis sanitaria centenares de millones de desempleados, lo que evidentemente se traduce en el crecimiento notable
de la pobreza y de la miseria. Obviamente las peores consecuencias serán
padecidas por las naciones “subdesarrolladas”, las que por desgracia estarán aún
más a merced del Statu Quo capitalista, en especial de la banca internacional, que
toma ventaja de todo tipo de catástrofes y crisis para seguir acumulando dinero.
Un panorama desolador el que se avecina en la Tierra, y ante la lógica reacción
de los pueblos contra la tiranía de las élites y los Gobiernos, la respuesta de
la gran burguesía se está dando anticipadamente, mediante el aislamiento, la desmovilización
y la desarticulación social.
Es absolutamente absurdo las medidas tomadas para el número de víctimas ocasionadas por este virus a nivel mundial. Es evidente que con el confinamientos se a doblegado la voluntad de la ciudadanía mundial, haciéndonos al mismo tiempo que este tipo de comportamiento no solamente es el más adecuado, sino que nos sentimos héroes por la autodisciplina con lo que estamos ejecutando.
ResponderEliminarConsidero que cuantos más días pasen los ciudadanos confinados en sus hogares, mas dificultad de continuar de manera independiente nuestras actividades, cualesquiera que estas sean, estamos abocados a los monopolios internacionales que marcaran el ritmo de nuestros pasos futuros. No creo que pueda haber una vuelta atrás, la partida ya está ganada, aunque terminada esta pantomima, nos harán creer que la ganamos nosotros y somos nosotros los verdaderos héroes, valientes, solidarios, fuertes, ejemplares y todos los adjetivos con los que nos quieran elogiar para que agradezcamos que casi nos han esclavizado.