El sionismo no deja en paz a Palestina. Pero no hay mal que dure eternamente


Rubén Alexis Hernández

El sionismo, con Israel y Estados Unidos a la cabeza, ya no oculta su interés en el exterminio lento pero seguro de la población palestina. A sus líderes les da igual que haya voces en la comunidad internacional (aunque pocas) que condenan su perverso proyecto de reprimir de forma indiscriminada, asesinar continuamente y arrinconar  a los palestinos en una porción de territorio cada vez más pequeña, quienes ya están viviendo prácticamente en un campo de concentración, sin libertad de movimiento y en general sin poder vivir una vida lo más  normal posible. Más aún, las resoluciones de la ONU en contra de la progresiva ocupación de tierras palestinas por colonos judíos, con el apoyo del asesino ejército israelí, no han sido más que letra muerta para el sionismo y para los Estados y grupos que respaldan a este nefasto movimiento. A los terroristas israelíes y sus aliados nada importa más que el logro de sus objetivos, y para ello pasan por encima de lo que sea, incluso de la jurisprudencia global.

Una verdadera desgracia ha caído sobre los palestinos, agredidos sin piedad día tras día por los terroristas israelíes, armados hasta los dientes para “luchar” contra civiles desarmados, en gran parte mujeres y niños. Y además de ser atacados brutalmente y perder cada día más territorio, los palestinos cuentan con la casi indiferencia de la comunidad internacional, salvo algunas excepciones. El famoso “acuerdo” del siglo para  alcanzar la paz entre Israel y Palestina, ideado por Trump y  Netanyahu, además de ser una farsa representa un macabro plan para someter definitivamente al pueblo palestino y arrebatar la totalidad de sus tierras en favor de Israel, que en el contexto geopolítico actual, necesita con urgencia la expansión territorial y el dominio económico en el Cercano Oriente; además Estados Unidos viendo peligrar su hegemonía por la consolidación de potencias como China y Rusia, requiere de un Israel con fuerte presencia para tratar de controlar a naciones poderosas como Irán y Turquía, aliados del gigante asiático y de los rusos.

Evidentemente las autoridades palestinas tenían que rechazar el tal acuerdo que no es acuerdo, sino la imposición de ciertas condiciones y aspectos que a la larga favorecerán única y exclusivamente al terrorista Estado de Israel y a su principal aliado Estados Unidos. Pero no es suficiente con el rechazo palestino del “acuerdo” del siglo; a estas alturas los perversos planes del sionismo solo pueden ser detenidos mediante acciones contundentes como bloqueos, embargos, e incluso por la fuerza. La cuestión es, ¿quién (es) le pone (n) el cascabel al gato antes que sea demasiado tarde para los palestinos? En todo caso no hay mal que dure eternamente, y quienes a hierro matan a hierro mueren, y tanto Israel como Estados Unidos verán en algún momento derrumbarse su reinado de terror en el planeta.

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